Amores

MARÍA JOSÉ FERNÁNDEZ ESTÉVEZ

Amor de padre

Mi padre era un hombre serio, menudito, rígido. Hombre de mili, con un machismo aun bien presente en su tiempo, no creía en la sensibilidad sino como en algo deliberadamente considerado como signo de debilidad. Criado en una generación donde los hombres son fuertes y orgullosos, se comían las lágrimas y el dolor reteniéndose para seguir adelante con ese aspecto de hombre duro e insensible, sostenedor de familias.

Mi padre no era de caricias. Ni de besos. Su mirada me infundía terror cuando era pequeña y aun hoy no sé por qué... No se ocupaba de nuestros quehaceres, nuestras pequeñas cosas, los hijos eran cosas de las madres. No demostraría estar orgullosos de sus hijos porque...así era. Tampoco se lo pedíamos porque... así era.

Hoy me pregunto si he estado a su altura como hija .Hoy creo que un poco el calor de padre si me ha faltado. Lo quería a mi manera y él me quería a la suya. El 02 de abril me dejó lo mejor que tengo, mi tierra y un amor extraño pero verdadero.

Ese que me buscaba a cada pasodoble, lo echo de menos.

Amor de madre

Cuando pensamos, al menos yo, en amor de madre se me viene en mente la madre joven con el bebé en brazos mirándolo con ternura, meciéndolo....

Por haberlo vivido os aseguro que es un amor de fiera, de muerte y de vida que viene con un dolor de entrañas, de lo más profundo. Con el paso de los anos y aunque ese amor incondicional nunca muera nos dejamos llevar por lo cotidiano y nos centramos en cosas más materiales para poder sacarlos adelante con la responsabilidad que un hijo implica en nuestra sociedad.

Siendo yo madre de adolescentes o jóvenes adultos me doy cuenta que maduramos juntos y la sensibilidad o los sentimientos muchas veces nos dan malas jugadas y malos tragos. Y el tiempo pasa. El amor de madre es desafiado y muchísimas veces retado por eses seres a los que hemos dado todo. Y seguimos adelante porque somos las más fuertes. Porque somos las que llaman para apoyarlos en los buenos y malos momentos .Porque siempre estamos ahí. Porque somos madres.

Amor de hijo

Nunca tanto como hoy pensé en mi padre como hijo.

Cuando vi a mi padre sufrir se me partía el alma porque para mí era el más fuerte , el que todo lo tomaba con dignidad y resignación y casi con esa testarudez gallega tan impresionante .Era el deber que el ser padre le imponía.

Había pasado por diversas operaciones y tratamientos y vi ese orgullo desvanecerse poco a poco. Su dolor fue tan inmenso que dio paso y rienda suelta a toda su sensibilidad escondida desde siempre. Por fin, pude verlo como ser humano, como persona y hasta como padre, con amor de hija. Me apretaba la mano y aun balbuceando creía entenderle. Tendría tantas cosas que decirme ...Yo también te quiero papá.....porque mi amor de hija lo sentía … porque hay cosas que se sienten sin tener que decirlas ....Mi corazón sentía dolor al verlo luchando por su propia vida y aun entonces ser el capitán de su familia.

El dolor empezó a ser intenso y una lucha entre el hombre fuerte de padre y el hombre dolorido por la enfermedad empezó. El sufrimiento dio rienda suelta a sus sentimientos: Miña nai, miña naiciña!!! Yo creo haberlo oído susurradamente o a gritos al menos 1000 veces .Quizás más. Y entonces vi a mi padre como hijo, como un niño pequeño, dolorido, esperando que el amor de su madre le hiciera pasar el dolor.

¡Cuán grande será el amor de una madre de 100 años para que su hijo de 78 aun llore por ella!

Tantas veces la llamó. Tantas veces lo oí llorar por ella. Parecía que solo ella podría aliviar su dolor como cuando los críos se caen de las bicis y corren a su madre para que ponga una tirita y le cante el 'sana, sana, culito de rana...'  Así mi padre lloraba por el amor que lo cura todo, hasta el más fuerte, hasta el de la muerte, el amor de su madre... quien sabe lo que pensaría en cada ' Miña nai, miña naiciña’. Nunca lo dijo. Pero sus palabras fueron escuchadas y hoy , 10 de abril su madre decidió irse con él a curarle su dolor. Papá, ya no sufras más ...túa nai está contigo ..DEP papa, DEP abuela.

Para todas las madres, disfrutad de ese amor tan poderoso que lo sana todo, el amor más grande! Te quiero, mama!