“A los arándanos hay que hablarles”- Concepción Ferreiro Salgado

Conchita, producciòn aràndanos.
“A los arándanos hay que hablarles”- Concepción Ferreiro Salgado

Rosa Trujillo Bolaño

ESCOLA RURAL DE SAUDE DA LIMIA

“Yo le hablo a todo, a las gallinas, a los conejos, a los canarios, y ellos me hablan a mí.

A las plantas también hay que hablarles. Me comunico con los arándanos, y cuando tienen muchas yerbas, les digo que me perdonen por haberlos abandonado, les digo que se las voy a quitar, y los voy a querer y cuidar.”

Conchita Ferreiro

Con el paso de la vida acumulamos conocimientos, y seguimos soñando. La emoción con la que Conchita nos habla de su producción de arándanos es una muestra de ello. Producir arándanos es su sueño de ahora, a los sesenta y nueve años, con sus hijos Juan Carlos, Natalia y Sonia, ya grandes, todos ellos deportistas, y amantes del futbol, como su esposo Hipólito Pacios Miguel, del cual enviudó hace varios años. En esta etapa de su vida atiende a su madre enferma de Alzheimer en a Corga, Concello de Sandias. Viven en la misma casa de su infancia. Ella nació en la casa vieja, en un pesebre, como el niño Jesús, por las manos de una hermana de su madre.

Conchita PROLIMIA
Conchita

Su meta soñada era desarrollar un emprendimiento en el rural, dentro de una tierra de media hectárea heredada de su madre. Se fue al INORDE, y solicitó una asesoría, en un primer momento quería plantar cerezos, pero le dijeron que no era apropiado, le aconsejaron producir arándanos, y siguiendo las asesorías y sugerencias técnicas comenzó su proceso. Su experiencia nos parece un buen ejemplo de emprendimiento para una persona que ha superado ya los sesenta años y, está en un buen estado de salud, con un proceso de envejecimiento consciente y activo, hacia una longevidad progresiva y probablemente sana.

En la Escola Rural de Saude da Limia, hemos ido a visitarla, conocimos su pequeña finca, queda ubicada en a Corga, muy cerca de su casa en el Concello de Sandias. Tiene una extensión de media hectárea. Allí mismo nos encontramos con ella, y visitamos la pequeña plantación. Nos iba mostrando con mucha alegría las plantas todavía pequeñas, que apenas han dado la primera cosecha. Hasta ahora ha plantado quinientas plantas de la variedad, Duque y Liberty. Ella misma las fue a comprar en Ourense, en Viveros Méndez, allí también la siguieron orientando. Ha invertido algunos de sus ahorros en este proyecto, y ya las plantas comenzaron a crecer, como si fueran hijos a los cuales hay que cuidar y mantener. Le han dado un rendimiento superior al promedio, estando aún muy pequeñas, prácticamente todas con excepción de una que se secó, todas las demás han prosperado. Se plantea ahora comprar 500 plantas más. Ya introdujo las tuberías para el riego, y también compró un pequeño tractor para desmalezar, sus hijos la ayudaron a escogerlo por internet.

aràndanos de Conchita
aràndanos de Conchita

Para la producción de la primera cosecha diseño una caja muy sencilla, y hermosa que lleva adherida una pegatina con la referencia a la fruta, y a los permisos de producción. Tiene cajas desde 150 gramos, hasta un kilo, y cuando la gente le encarga alguna, ella misma las distribuye.

Es un comienzo extraordinario, que la mantiene activa y vigorosa, con mucha energía, y salud emocional y física. Sus seis perros a veces degustan algunas de estas fruticas y se relamen los hocicos, la rodean y la siguen, ladrando muy relamidos.

Ella también ha empezado a realizar mermeladas y tartas de arándanos. Con mucho entusiasmo después de visitar su pequeña finca nos invita a su casa. Nos prepara una mesa a la entrada, y nos obsequia un café y la riquísima tarta de arándanos, muy suave. -Es muy fácil de hacer, nos dice: una hoja de masa hojaldrada, 200 gramos de Arándanos, 200 mililitros de nata de montar, 2 huevos, y 2 cucharadas de azúcar. Se coloca la masa sobre el molde, se pincha, se le extienden los arándanos, y luego el resto del preparado después de unirlo, batirlo, y al horno por cuarenta y cinco minutos, a 180 grados- Mientras escuchamos comemos esta delicia. -Pienso que somos afortunadas Lola Rico y yo al poder disfrutar estos momentos de placer en medio del campo. De la tierra a la boca, con receta y todo. -Pensaba también, si podría lograr una textura y un sabor semejante a este-No se sabe, es cuestión de intentarlo e irlo mejorando en el hacer.

conchita con sus hijos
Conchita con sus hijos

Ella es una mujer pequeña, bastante callada, de ojos muy brillantes, cabello rizo y canoso, bastante corto, y sus manos, y piernas son fuertes, y fibrosas. Se carcajea cuando se lo comentamos, y dice que su único deporte es el campo. -Yo no juego al futbolt, mi deporte es la huerta y los arándanos- Tiene su propio coche y se traslada con facilidad. Entra y sale de su casa. Su madre está acostada. Lleva años con la enfermedad del Alzheimer. Ya no recuerda nada de su infancia, y mucho menos quién es, pero de vez en cuando la mira y parece reconocerla. Le dice alguna palabra, y en ocasiones la llama por su nombre. Se queda un poco sería, y nos cuenta de su proceso migratorio.

Estuvo once años en Suiza, en Lausanne, en la zona francesa, estudió y aprendió francés, conoció a su esposo, y luego retornaron. Su esposo siendo joven aún, enfermó y murió. Su madre cultivaba en la misma finca donde ella ahora cuida y produce arándanos. Es un esfuerzo continuado de años con la finca. Su madre producía otros rubros, siempre se esforzó en las casas, en la finca, y en tener agua para producir, por eso hizo un pozo.

Conchita nos enseña y nos comenta muchos aspectos de la producción, y es tan generosa que también nos obsequia varias cajas de arándanos, y botes de mermelada. Le preguntamos si no recibe ayudas, y nos dice que después de cierta edad ya no hay ayudas. Somos testigos de cómo ha podido completar la cadena completa de producción, e incluso, cómo se interesa en seguir buscando conocimiento para continuar el negocio. Pareciera una contradicción, que no se reconozca a estas emprendedoras que probablemente devolverían mucho más rápido cualquier préstamo pequeño.

Estos emprendimientos como el de Conchita mantienen activas a las mujeres, ralentizan su deterioro y las llenan de felicidad, e incluso les generan un dinero que les da autonomía para hacer sus cosas, y tomar sus propias decisiones, son autónomas, en el esfuerzo, en el negocio, y en la difusión de su conocimiento y negocio para otras personas.

Probablemente, estas mujeres dejaran sus emprendimientos a sus propios hijos, algunos quizás no vengan, pero otros sí querrán establecerse en el campo al darse cuenta que pueden criar a sus hijos más libremente, y con mayor seguridad.

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Conchita visitando el stand en la feira del comercio

Nos parece fundamental ayudar a las mujeres emprendedoras en el rural, en este caso en el hábitat del pueblo gallego, y si son mayores más aún. Seguramente con pequeños créditos tendrían una alta tasa de retorno, y podrían ahorrar mucho en medicinas, y darle forma a un proyecto de estimulación, y diversidad cognitiva en el rural asesoradas por asociaciones de mujeres y técnicos del agro. Posteriormente estas mujeres podrían legar estos emprendimientos a sus familias, sabemos que no es fácil la continuidad, pero ciertamente si se prestan ciertos atractivos apoyos podría lograrse.

En el caso de Conchita, no se ha dejado amilanar, y sus ojos brillan cuando recoge los arándanos, prepara las cajas para la venta, y mucho más cuando se las compran. De forma aún tímida muestra sus cajas en algunas ferias de Xinzo, en el stand de la Escola Rural de Saude. Y recordamos aquello, -Una gótica de agua calma la sed- Si, ciertamente la calma, porque hay una sed de credibilidad, una sed de afecto, una sed de compañía, una sed de humanidad, en este campo gallego y por todas partes, por todos los lugares del mundo. Sigamos adelante plantando pequeñas semillas que llevan alma y afecto escondido dentro de ellas. Vamos a darle un chance a la paz, démosle un chance al amor como decía John Lennon, y creamos en mujeres como Conchita Ferreiro.

R.M.T.B.