DE BANDIDOS Y ALMAS EN PENA.

fendetestas
DE BANDIDOS Y ALMAS EN PENA.

Hace pocos días pude ver la película basada en el libro de Wenceslao Fernández Flórez, “El bosque animado”. Sobre ella, recuerdo una frase de un crítico que decía, más o menos, que “todo bosque debe tener su bandido y su alma en pena”.

En la misma línea, los Ayuntamientos, cualquiera de ellos que se precie, debe tener su tránsfuga. Y no es que la asociación de ideas me venga por lo de bandido, ni por lo de alma en pena. O tal vez si.

Y cada uno debería tener, al menos uno, y en el nuestro, Xinzo, podemos presumir de tener incluso más. Alguno, ya histórico, y que, habiéndose encontrado los planetas alineados, y en posición favorable, consiguió llegar al más alto nivel dentro de la política local.

Pero otra más reciente, que cambia de partido, como alma en pena, de forma reincidente, según sus conveniencias, vendiéndolo como una decisión basada en una convicción política arraigada, y como todo trásfuga “de bien”, declarando que todo es, ¡cómo no!, por honestidad y compromiso con quien la eligió, y en defensa y beneficio de dichos electores. Pero, eso si, manteniendo su poltrona, y muchas de sus prebendas, tanto en la administración local, como en la provincial, y respaldando con ello a la “dinastía reinante” en la provincia, que parecía estar en momentos bajos.

Pero la realidad es que el transfuguismo, o el paso a representante no adscrito (que en el fondo, no es más que un eufemismo), no deja de ser una traición política al partido que respaldó y aupó al político (en nuestro caso, política) de turno, hasta al cargo que ostenta, y una traición personal a sus correligionarios y a los votantes que lo (en nuestro caso, la) eligieron, creyendo en un proyecto político, y en la buena fe de la candidata.

Pero probablemente, en esta ocasión, haya también una buena dosis de información, bien documentada, sobre la situación del partido a que pertenece la susodicha, y que elección tras elección va cayendo más y más bajo, y por lo tanto es el momento de saltar del barco ante el inminente naufragio, y preparar la subsistencia futura, quizá en un Ayuntamiento de mayor tamaño y presupuesto, y tal vez de la mano de un partido que no le sea totalmente desconocido. Pero eso si, siempre predicando y defendiendo una política liberal para los demás, pero en lo propio, procurándose una economía sustentada en la cosa pública, y en el dinero de todos.

Parece que los colores cítricos están pasando de moda a marchas forzadas, pero otros, como el azul, combinan mejor, y es un clásico en el buen vestir, y mejor llevar. A lo mejor es por eso.

Seguiremos viendo, seguramente, políticos que cambian de chaqueta, con gran facilidad y total impunidad, al tiempo que nos querrán hacer creer, porque así lo marca el primer artículo del manual del trásfuga, que es por su gran catadura (que no caradura) moral, y, por supuesto, para nuestro bien, y mayor gozo y gloria.

Reivindiquemos a Xan de Malvís, el bandido “Fendetestas” del Bosque de Cecebre, y a Fiz de Cotovelo, el alma en pena que quería ir a América. Ellos, al menos, no nos toman por tontos.

Ante todo, coherencia.