Campamentos

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Los campamentos de refugiados saharauis, se encuentran en Argelia, en fue el país que le dio acogida después de que...

Los campamentos de refugiados saharauis, se encuentran en Argelia, en fue el país que le dio acogida después de que Marruecos los  echara de su territorio y España los abandonara a su suerte.

La primera vez que vas a los campamentos, recibes un impacto tremendo y lo único que piensas es como se puede permitir que haya gente viviendo en un lugar tan inhóspito, crudo y devastador.

Hay unos 200.000 saharauis repartido en cinco campamentos, sin agua, sin luz , sin alimentos….

Subsisten gracias a la ayuda humanitaria, a los cooperantes y poco más.

Por la noche hace mucho frío, durante el día mucho calor. En verano alcanzan los 50 grados, por eso, desde las Asociaciones de Ayuda al Pueblo Saharaui, se intenta que vengan el mayor número posible de niños a pasar en España esos dos meses tan duros para ellos.

Viven en jaimas, o casas de ladrillos hechos con barro, que si llueve, como ocurrió en alguna ocasión, se deshacen en muy poco tiempo.

La distancia de unos campamentos  a otros es de una  o dos horas, menos a Dajla, que es de cinco horas. Nos llevaron una vez y os puedo asegurar que un viaje por el desierto con un calor insoportable, polvo y viendo solo arena, es interminable. En Dajla hay agua (una cosa increíble) y gracias a un proyecto de la Comunidad de Extremadura cultivan un huerto, la verdad que ver crecer allí unos calabacines, parece un milagro.

Los coches, autobuses o camiones que hay, son cedidos por las distintas Comunidades  Autónomas.

La  vida en los campamentos es lenta, muy lenta, no hay nada que hacer. Cuando vamos las familias acogedoras, te llevan de un campamento a otro y de una jaima a otra, para ver a los familiares. Tomas el té a todas horas, y es todo  un ritual ya que son tres los que hay que tomar de cada vez. Dicen ellos que el primero es amargo como la vida, el segundo suave como la muerte y el tercero dulce como el amor.

Cuando visitas un campamento, te tienes que amoldar a sus costumbres y a su forma de vida, pero no resulta nada difícil, excepto lo de dormir en el suelo. No hay camas ni sillas. Se levantan con el sol y se acuestan temprano. Hoy pueden comer a la una y mañana a las cuatro, o simplemente  no comer porque ya no tengan que comer. El agua está acumulada en unos bidones que un camión se encarga de rellenar cada cierto tiempo, pero no siempre es así, a veces no hay agua.

El pueblo saharaui, es tranquilo y pacifico. Lleva 37 años soportando esta situación y no pierde la esperanza de recuperar su tierra, a pesar del acoso, maltrato y tortura que sufre por parte de  Marruecos.

A pesar de todo esto, te encuentras muy a gusto con ellos, son la gente más hospitalaria que conozco, no tienen nada y te lo dan todo, se deshacen en atenciones para que estés cómodo y al final acabas teniendo una familia saharaui.

 ¡¡¡ SÁHARA LIBRE !!!