Mobbing- 1ª Parte

"Término inglés que define el acoso laboral o acoso moral en el trabajo...Conduce a producir miedo, terror, desprecio o desánimo en el trabajor afectado hacia su trabajo... Produce enfermedad en el trabajor... Esta persona o grupo de personas reciben una violencia psicológica injustificada... por parte de sus compañeros, de sus subalternos o de sus superiores...".

Hoy en día, según el profesor D. Iñaki Piñuel y Zabala, la violencia psicológica o Mobbing alcanza al 16% de la población activa española.

Nunca imaginé que mis ojos fueran testigos directos de todo lo que implican estas aterradoras palabras . He sido testigo presencial en algunas ocasiones y debido a la proximidad afectiva que tengo con la víctima, puedo asegurar que en este caso, la realidad supera la ficción. Hace aproximadamente tres años, en una de mis visitas a Xinzo, me desplacé a un pueblo de la Limia para tomar café con esta amiga en su tiempo libre para el desayuno. Conocía  la situación por la que estaba pasando,  pero al entrar en su lugar del trabajo y verla en recepción, relegada a  un rincón como si de un mueble obsoleto se tratase, una sensación de impotencia y rabia me invadieron. Ni qué decir tiene que sus compañeras respondieron a mi saludo cuando entré, sustituyendo al momento la medio mueca en forma de sonrisa, por otra de desprecio al ver mi afinidad con ella. En las sucesivas visitas, el eco de mis "buenos días" resonaría siempre en esa recepción inundada de desdeñosas miradas.

Un tiempo después, al entrar en ese frío y lamentable espacio, comprobé sorprendida que ese rincón estaba ya sólo habitado por una silla, así que según las indiferentes  indicaciones de una de las funcionarias, me dirigí a buscar a mi amiga a su despacho. ¡Un despacho, por fin!, pensé. Un despacho despoblado de todo a lo que un despacho decente tiene derecho. Había una mesa, una silla que según los días brillaba por su ausencia y un teléfono. Ese despacho se convertiría en testigo silencioso de lágrimas contenidas, impotencia y miedo, mucho miedo.

Los estudios sobre el Mobbing demuestran que las estrategias que utilizan los acosados son sutiles, pues su intención es no dejar rastro o huella del acoso. Bien conocemos todos el frío de la Limia en invierno, asi que esta mujer, sentada en esa especie de celda y sin derecho a hacer nada, tiene que dar vueltas a esas cuatro paredes para no congelarse. La luz, así como la calefacción, es un derecho que le han negado durante mucho  tiempo.

Otro invierno pasará, dejando entrar los rayos de sol que templarán un poco ese frío  despacho. Pero la calidez de la estación primaveral será sólo fictícia, porque en ese Ayuntamiento  se seguirá haciendo un frío vacío a esta trabajadora. Después de más de diez años soportando insultos, gritos y hasta algún que otro gesto intimidatorio, hoy en día está agradecida de esa indiferencia por parte de sus compañeros.  Porque ya lo único que quiere,  es que la dejen  en paz  en esas largas horas de reclusión obligada. Esa sensación de presidio y humillación sólo finaliza cuando la jornada laboral se da por concluída a las tres de la tarde.

Hay que tener mucha fuerza  para soportar a diario tantas ofensas y ataques psicológicos. Hay que ser muy valiente  para resistir hasta el final, confiando que la justicia aunque lenta, llegue algún día.

Es un acto de gran heroicidad enfrentarse cada mañana a esa manada de lobos, dispuestos siempre a lo que sea con tal de de cumplir las órdenes o los deseos de la persona al mando.

Es una gran vergüenza que después de más de diez años, esta funcionaria con  25 años   de servicio, leal y competente, siga relegada ante una mesa vacía sin poder trabajar, tan sólo esperar a que el reloj marque las tres de la tarde y deseando, no ser objeto ese día de ninguna agresión.