El Pensamiento Transracional 1

El Pensamiento Transracional 1

ABEL TORAL

En nuestra cultura occidental hay dos famosos filósofos que se acercan, naturalmente desde nuestra forma de entender las cosas, o sea exclusivamente racional, a la comprensión de las mismas en Oriente. Estos son Schoperhaier y Nietzsche. El primero, influido por el Neoplatonismo y por Kant, pretende ir más allá de la percepción sesgada del ser humano normal, de la realidad del mundo fenoménico, para alcanzar el noúmeno o conocimiento de la cosa en si, tal como en verdadera realidad es. Por eso se le considera irracionalista, pues desde nuestra cultura y pensamiento racional eso es, por los propios condicionamientos del pensamiento racional, totalmente imposible. Sin embargo él, acercándose a la concepción budista de que la vida es dolor, precisamente por ese velo de la diosa Maya (la que tentaba a Buda)que encubre y no nos deja ver la auténtica realidad, reconociendo que es el propio ego el que con sus deseos egoístas no quiere rasgar ese velo, propone una serie de pasos o procesos a dar para liberarse. El primero de ellos es la observación desinteresada de lo artístico. En el arte está implícito para él, el noúmeno, inexpresable con palabras, y al observarlo desinteresadamente hay ya una primera liberación del deseo que nos esclaviza. El segundo grado de esta posible liberación seria la compasión. Para él esta compasión seria la verdadera ética. Se iría destruyendo el ego olvidándose de uno mismo, para atender a los sufrimientos de los demás con altruismo. Pero todavía hay un tercer grado necesario que es el ascetismo, que él ve como estoicismo, apatía, falta de deseo por todo...Por último estaría lo que él entiende por Nirvana, que sería la negación total, el pesimismo y lo que es peor el Nihilismo, que es la negación total de la realidad aparente.

Desde la comprensión oriental del Budismo-Zen y del Taoísmo, estamos totalmente de acuerdo en los dos primeros grados que propone, pero no así en los dos últimos. Cuando el príncipe Sakiamuni, al que con el tiempo se le llamó el Buda, decidió emprender ese mismo camino de liberación del ego del que nuestro filosofo habla, lo primero que intentó fue precisamente la vía ascética normal de aquellos tiempos, viviendo a la intemperie, con poca ropa y alimentación...en fin negándose voluntariamente a consentirse los deseos más necesarios, para poder doblegar el ego cuanto antes mejor. Pero lo único que encontró fue un mayor sufrimiento, más debilidad física e incluso la enfermedad, por lo que comprendió que ese no era el camino correcto. Después de años reflexionando comprendió también, que cuando resolvía una determinada cuestión razonando, surgían otras siete más nuevas, que era necesario resolver, y además el haber resulto bien algo no significaba ser capaz de asumirlo y aplicarlo para cambiar la conducta. Fue entonces cuando descubrió lo que en adelante se llamó Camino del Medio, que no quiere decir situarse en el medio entre dos posturas intelectualmente antagónicas, sino más bien en una actitud interior que no es de rechazo ni de atracción ni tampoco de indiferencia, sino profundamente estable, pero no en el ego, por lo que es transcendente y al mismo tiempo inmanente. Este es un estado de conciencia imposible de describir con palabras, y es fundamentalmente el que se trata de conseguir en la meditación budista. Pues bien en este estado de conciencia que podemos llamar de no ego o no mente, evidentemente no existe el pensamiento ni las emociones, solo el vacío. Pero ese vacío que ahora entiende Vd. mismo que me está leyendo, tiene la connotación seguramente de falto de vida, de chispa, de alegría...pero el vacío del que yo hablo es todo lo contrario, por eso en el libro que publiqué titulado "El Zen y la Energía Vital" ,le llamo el "Vacío Luminoso". Pues bien, desde ese estado de conciencia es de donde puede emerger el conocimiento del noúmeno. Ese es el conocimiento transracional, que no se opone al racional pero que va más allá del mismo, y que tampoco es la fe o intuición ciega de algunos que creen que creen, pero de eso hablaré en un próximo artículo, pues queda por aclarar, si es posible conseguirlo con palabras, cómo es entonces que en la práctica de la meditación, en el Zen al menos, se nos ha dicho siempre que ha de ser sin siquiera noúmeno.