Un pié aquí y otro ahí

Un pié aquí y otro ahí

MARÍA JOSÉ FERNÁNDEZ ESTÉVEZ

Cuando me vine a Montreal, con 17 años , la morriña ni existía para mí,pensaba que era cosa de viejos. Estaba en extremo estado de curiosidad y una multitud de nuevas puertas se me abrían sin cesar.

La verdad es que soy una falsa emigrante porque nací aquí . Y aunque me fui con mis padres a su tierra con 4 añitos, quería integrarme a estos nuevos lares como una quebequense más y lo conseguí sin problemas, dejando un poco de lado sin querer los lares que me vieron crecer y di rienda suelta a los dos idiomas oficiales de Canadá, el inglés y el francés y a una cultura fascinante. ¡Aún me acuerdo cuanto me costaba encontrar mis palabras el primer verano que volví a Sandiás de vacaciones a los 21!

En ese tiempo no existía el Internet masivo de hoy y nos contentábamos con llamadas que costaban un dineral o cartas que entre la pereza y el tiempo para escribirlas se hacían cada vez más raras. Puedo decir que solo un par de amistades gallegas siguieron contactándose conmigo a pesar de la distancia .Yo insistiendo en formar parte de esta nueva cultura que me abordaba.

 El tiempo paso rápido y mis hijos llegaron, y con ellos llegaron las ganas de enseñarles mi mundo, mi lengua materna, mis tradiciones y valores. Y entonces me di cuenta de que la famosa frase: ‘Uno no es de donde nace sino de donde pace’  tenia cada día mas sentido en mi vida .

Con ellos volvieron las nanas en español y un poco de gallego que sin haberlo estudiado se infiltraba en palabritas aquí y allá y me encontré como lo en el fondo era: gallega emigrante .

 Las comiditas de mama Rosalía eran el reconforto mayúsculo de mis caídas de salud constantes en ese tiempo . Los viajes a España, no sólo a Galicia, me hicieron ver que pertenecía también a un país de extraordinaria belleza .

Con la llegada de la tecnología moderna, las amistades volvieron . Nuevas se crearon. Nuevas recetas, nuevos libros, visitas virtuales, recorridos platónicos de mis recuerdos  gracias a Internet. La llegada de la TVE internacional me ofrecía un no sé qué en el corazón al oír ese español tan marcado y no mezclado y olvidado como el mio. ‘la Region’ y ‘La voz de Galicia’ se convirtieron en mis primeros minutos de lectura con mi café matutino cotidiano .Otras nuevas viejas puertas se re-abrieron y mi ‘María’ gallega volvió a mí y yo volví a Galicia.

En aquel momento malísimo en mi vida, me volví a MI tierra, la que me vio llorar de niña y de tonterías de chica. Necesitaba su aire, sus xestas, sus moras ,su pan , la empanada, los chorizitos y los berberechos . ¡Ay y el pulpo! Y lo necesitaba tanto que regresé y volví y me llené de todo lo que pude .Y volví de nuevo con mis hijos y les hice absorber todo lo que pude de ese aire gallego, esa comida, e impregnarles con lo que somos . Los hice españoles para abrirles esa puerta , que siempre tuve yo abierta y por lo que  eternamente agradecida , quizás para ellos mismos ,  quizás para mi misma para que algún día puedan seguirme  .Cada día más ,el español  , el gallego , la terriña entra más en mi vida , y en las suyas . Quizás es porque me estoy haciendo vieja,  sufro de morritiñis aguda y ahora sí sé lo que es.

Coido a enfermidade entre as filloas  feitas con fariña de Quebec, castañas que veñen de Italia, as patacas e as xudías de aquí e os chourizos portugueses. Coas verzas e grelos da miña horta feitas coas sementes de aí, vou metendo un pouquiño da Limia na miña casa, remediando as dores. Ana Kiro e Rosalía de Castro sempre pretiño …

Coidádeme esas gaitas, eses entroidos , ese polvo, eses montes e esas augas, pra vós que estades aí e pra nós que estamos fora, que tamén nos fan moita falta .

Aínda que estea moi lonxe e non sexa nin limiá nin montrealesa , un pouco de aquí , un pouco de ala , a miña terriña xa sei cal é.

Con un pe aquí e un pe alá, dende  Montreal , bicos dunha limiá perdida.