Manuel Mandianes: "Nunca nadie se ha hecho eco de las condiciones deplorables de los emigrantes en los 60"

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Manuel Mandianes: "Nunca nadie se ha hecho eco de las condiciones deplorables de los emigrantes en los 60"
Acabar con esta situación es lo que el escritor pretende en "Viaxe sen retorno", en el que se amalgaman diez...

Acabar con esta situación es lo que el escritor pretende en "Viaxe sen retorno", en el que se amalgaman diez años de investigación

María F. Romero

El investigador ourensano Manuel Mandianes presenta esta tarde en Xinzo su último libro, "Viaxe sen retorno", una obra de investigación antropológica con la que pretende dar voz a gente "que muchas veces piensa que no piensa", por la falta quizás de habilidad para verbalizar todo lo vivido y lo sufrido con el drama de la emigración. Mandianes ha logrado sintetizar un trabajo de más de diez años de investigación y más de 1.000 páginas de notas en un volumen de apenas 200.

- ¿Qué se va a encontrar el lector que decida aproximarse a "Viaxe sen retorno"?

- Un relato en el que se expone la experiencia y el drama de la emigración, sobre todo desde el punto de vista del "paraíso perdido". La búsqueda infructuosa de un paraíso que primero representa el país de destino, donde el emigrante espera hacer dinero, pero que después, con el paso del tiempo, pasará a ser ese pueblo del que se veía obligado salir el lugar que se idealiza y al que se sueña con volver. Finalmente nunca puede regresar a donde anhela porque en realidad ese sitio no existe.

- Es por lo tanto un libro que presenta una realidad dura.

- Sí, pero también realista. La emigración es en sí misma un mal, una aberración. Aunque después de ella se derivan consecuencias positivas, pues Galicia nunca tendría alcanzado cierto desarrollo sin la aportación económica y de nuevas ideas de los emigrantes, y obviamente ellos también tienen momento de disfrute. Pero en origen, que alguien se vea arrancado de su familia y de su grupo social para mudarse a un lugar que desconoce totalmente, es un drama. En el libro hay una frase de un gallego en Fráncfort que es muy representativa: "la emigración llenó de dinero a las cajas y de mierda la vida de los emigrantes". Muchas instituciones se llenaron los bolsillos con las aportaciones de este colectivo para llevar a cabo proyectos que el 95% de ellos nunca llegaron a conocer o disfrutar.

- ¿Esta obra parte de una experiencia personal?

- Sí. Desde los 14 años he vivido siempre fuera de Galicia. Y en la década que dediqué a la investigación para este libro me di cuenta de que era un encuestador encuestado. Además de haber vivido en carne propia la experiencia de la emigración he podido visitar y vivir en diferentes países donde he estado en constante contacto con este grupo, lo que enriqueció muchísimo mi experiencia para después poder ponerme a escribir.

- Hay muchísimo trabajo detrás de este libro.

- He tenido que dar forma y sintetizar más de mil páginas de anotaciones y cuadernos de campo; además de escuchar multitud de casetes, porque descubrí que se aprende mucho más escuchando a la gente que haciendo encuestas. Mi objetivo no era la elaboración de estadísticas, sino hacer un retrato del alma de la emigración.

- Todo un reto conociendo el carácter gallego.

- Una emigrante en Bruselas me confesaba que nunca había reflexionado sobre todo lo que había sufrido hasta que leyó uno de mis artículos. Lo único que pretendo es dar voz a un colectivo que vivió condiciones deplorables y catastróficas que nunca nadie ha contado, ni siquiera ellos. A aquella mujer le dije que simplemente yo había racionalizado y verbalizado lo que ellos siempre habían sabido.