El resurgir del sueño del riojano de los botes de hojalata

La aldea de Couso sigue manteniendo intacta su capacidad de enamorar a quien la visita. Lo consiguió en los albores del siglo XXI con el corazón de un riojano, José María Galán, que cansado de fabricar botes de hojalata para las conservas de su tierras decidió, una vez más y pasados los sesenta tacos, volver a emprender. Fijó su mirada, forjó un sueño y levantó de las ruinas una aldea, la de Couso, en el Concello de Sarreaus, que ha vuelto a enamorar, en este caso, a un alavés y a una valenciana que acaban de asumir la gerencia y la propiedad de una instalación donde la comunión con la naturaleza debe ser tal que hasta ésta y la tecnología han confabulado para que ni la cobertura de móvil sea de las mejores.

José María Galán ya no está, pero seguro que su alma permanece oculta entre algunas de las piedras de la vivienda más próxima al puentecito sobre el que discurre el riachuelo que tanta serenidad le proporcionó a Carlos Lázaro en una de sus primeras noches de supervisión de los trabajos de acondicionamiento del complejo a su filosofía. “Este pueblecito es una bomba”, apunta el compañero de proyecto de la valenciana Ana Peiró, curtido también en esto de la restauración y forjado en una familia donde las bodas de su restaurante se contaban, en sus mejores tiempos, por medias docenas al día.
Sin embargo, inquieto, quizás compartiendo cualidad con el fundador, Lázaro reconoce que “siempre me ha gustado en mi vida profesional hacer cosas diferentes, porque no quiero perder la oportunidad de seguir aportando esa frescura que cualquier actividad debe mantener para triunfar".
En Couso Rural la vida se detiene, la efervescencia de la urbe desaparece y la sensación de paz que proporciona, hará que el visitante esté completamente relajado. El arrullo del río Limia hace su magia para que se olviden las preocupaciones y las interrupciones dela jornada habitual.

Para hacerlo necesitas calidad, y esa calidad se consigue siempre innovando”, reconoce en una cómoda conversación en la que desgrana la filosofía que desean implementar en esta aldea para remozarla en espíritu y apariencia ahora que se acerca a la mayoría de edad desde que se puso la primera de las piedras del proyecto.

Tanto Carlos como Ana saben que en Couso Rural, como ahora así se llama, solo se necesita el buen trato a la hora recibir y cumplimentar a los clientes, el resto ya lo tiene el pueblo.Para nosotros es muy importante que cuando un peregrino se va, como ya nos ocurrió, nos asegure que el próximo año, cuando repita ruta, volverá a visitarnos por lo muy a gusto que aquí se ha sentido”.

Será, entre otros muchos, uno de los servicios, eso sí, novedosos, que la nueva gestión de esta instalación enclavada en un pueblecito de cuento ofrezca a sus clientes. Uno de los caminos a Compostela discurre a poco más de siete kilómetros del enclave. Aquéllos que deseen alojarse en Couso Rural dispondrán de transporte gratuito desde la aldea de Alberguería, tanto de recogida como de retorno. Y podrán instalarse -otra novedad- en alguna de las habitaciones acondicionadas en las casas de la extinta y ahora recuperada aldea de Couso con sus mascotas, si con ellas se desplazan. Los animales de compañía de peregrinos y de aquellos que no lo sean tendrán habilitado en cada una de sus estancias una cuna y los cuencos para su alimentación. Por supuesto, nadie sabrá que la noche anterior una mascota ocupó habitación, el servicio de limpieza del complejo esmerará su función para que la presentación de la estancia sea, como no puede ser de otro modo, impoluta.

RESTAURACIÓN TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA

Los actuales propietarios tienen abiertos, con carácter diario, los servicios de hotel, cafetería y restaurante, así como la celebración de banquetes, reuniones de empresa y eventos sociales, ampliando las posibilidades y facilitando la contratación de todos ellos, como en el caso de los enlaces nupciales: los novios tendrán a su disposición todo lo que necesiten para contraer matrimonio civil en Couso Rural, desde el oficiante hasta el servicio de peluquería o la ambientación musical, sin obviar al equipo de animación para los más pequeños invitados al convite. .

Pero si la necesidad es la desconexión, el lugar y su entorno, que también se podrá recorrer con bicicletas puestas a disposición del cliente en régimen de alquiler por la propiedad, garantizarán, sin ningún género de duda, que se logrará.

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Textos: Xosé Lois Colmenero- Fotos: dendealimia