LA MIGRACION, ESA CICATRIZ QUE DUELE- Marcia Diéguez Romanes

marcia grupo cantareiras
LA MIGRACION, ESA CICATRIZ QUE DUELE- Marcia Diéguez Romanes

ROSA TRUJILLO BOLAÑO

ESCOLA RURAL DE SAUDE DA LIMIA

El viaje a Galicia era largo, lo sintió distinto. Tal vez

sería el último viaje para reencontrar a su madre.

Lo dejaba todo, su casa, sus amistades, su vida.

Supo entonces que era una emigrante

al igual que sus padres…

R.M.T.B

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La mujer sube al avión después de una larga travesía interna, siempre pensó viajar acompañada de su marido, pero las circunstancias la llevan a viajar sola, se siente un poco insegura, pero en largas conversaciones con su esposo se da cuenta de que le corresponde hacer este viaje en soledad, es su búsqueda, su prueba.

Los recuerdos la envuelven, los sucesos, los nombres, las historias de sus antepasados, las fotografías, las investigaciones en la biblioteca del Centro Español y Repatriación de Santos en Brasil. Su nombre Marcia Diéguez Romanes, su apellido de casada Carvalho, ella lo reconoce como su alma gemela. Marcia nació el 17 de febrero de 1950. Es hablante del idioma portugués y del idioma gallego, la lengua de sus ancestros.

marcia gallega
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La noche anterior a su viaje, tenía morriña, era una mezcla de emociones. Miró a su marido y se quiso quedar en él como si no fuese a verlo más. Recorrió la casa, fue al armario donde guardaba su ropa y encontró algunos trajes de colores vivos, las pañoletas, la pandereta… Al abrir el cajón de la mesilla de noche y sacar unos papeles cayó al suelo, como sin querer una fotografía de su abuela, sintió su voz en el recinto, tuvo la sensación de que estaba presente.

Su marido Luiz Fernando Pereira de Carvalho es de Santos, de origen italiano y portugués, la presiente y su pulso vibra de alegría, incertidumbre y gran tristeza. Su camino a Santiago de Compostela está trazado, después irá a la aldea. Guarda en su memoria esas pequeñas aldeas de sus abuelos como si estuviera reviviendo siempre situaciones del pasado.

marcia madre abuela
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Su lugar de nacimiento es Santos conocido como el puerto más grande de Brasil y de América. A esa ciudad llegaron muchos gallegos en el siglo XIX. Comenzamos nuestra conversación por internet junto a Lola Rico y nos relata la historia de su viaje por esta y otras vidas, y nos describe cosas que solo creímos haberlas visto en las películas.

“Muchos gallegos fueron a trabajar a las haciendas de café, tenían horarios esclavizantes y algunos huían hacia la selva al no aguantar las condiciones de sumisión y explotación.”

Estos recuerdos de sus ancestros están latentes en ella cuando nos habla y nos cuenta su historia. Siente en su carne la marca de estos relatos, revive con intensa emoción aquellos desoladores sucesos de los cuales todavía hoy tenemos certeza en otros lugares del mundo.

“Yo vengo de mujeres muy fuertes que lo dejaron todo, casa, molino, tierras, todo. Es el caso de Rosalía Diéguez Feijoo la madre de mi bisabuela paterna, ella vino en el navío Espagne, era natural de Tomonte Vilardevós. Vinieron con los agenciadores de la migración. Conseguí la lista de pasajeros y fueron a una hacienda de café en Monte Alto en la provincia de Sao Paulo en el interior. Fueron contratados con unas condiciones y luego eran los nuevos esclavos, esos trabajadores del trabajo interminable, que sustituían a la mano de obra esclava africana abolida la esclavitud. En la hacienda tenían un negocio para que la gente comprara la comida y de su sueldo tenían que devolver al patrono su alimentación con la ganancia de su propia producción. Les prometían que les pagarían el pasaje y les darían un pedazo de tierra y nada de eso sucedió, hasta que un día dos de sus hijos contrajeron la fiebre amarilla. Ella tuvo que irse a la selva era alrededor de 1895 y le dejaban la comida debía quedarse a dormir debajo de los árboles. Dos de sus hijos murieron y se vio obligada a regresar. Ella enterró a sus hijos y cuando regresó a la hacienda los gallegos estaban alzados. Esa noche huyeron y caminaron 400 km hasta llegar a lo que hoy se conoce como Santos que está en el litoral de la provincia de São Paulo”

marcia documento
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Marcia no ha vivido en Galicia, pero lleva estas historias consigo como una profunda huella de referencias y extrañas vivencias, que le exigen y le permiten avanzar en su camino de investigación hacia fuera y hacia dentro de sí misma, a veces quisiera darle un vuelco a su vida, atravesar las edades, descorrer los velos que la envuelven. Ella misma no sabe, pero se pregunta todos los días el por qué de estas emociones, de tantos sentimientos. Tenemos la claridad de que muchas personas de forma aún desconocida reviven viejas escenas del pasado como si fueran las propias. Su abuela María Gándara Casares era de Ganade. Volvió a su aldea al quedar viuda, pero decidió regresar nuevamente a Brasil a trabajar para lograr el sustento familiar. Para poder trabajar cuando tenía muy pocos recursos dejaba a su hija interna en “La casa de crianza desvalida”, un lugar para albergar a niños huérfanos y cuando tenía algo más de dinerito la llevaba al “Colegio de monjas Sagrado Corazón de María”. Sufría internamente. Su madre quedó huérfana de madre a los 20 años. Su padre también era gallego de Castrelos de Abaixo. Su historia de amor se dio en Santos en el mismo lugar donde trabajaba. Cuando la vio supo que ella sería su mujer. Era un pálpito, es por eso que Marcia nos dice con vehemencia que ella es gallega por parte de padre y madre y sus palabras son tan reveladoras:

marcia paño
marcia paño

“El gallego para mi es mi idioma. Soy gallega por parte de padre y madre. Yo tengo un orgullo de ser nieta de labriegos. Desde pequeña cerraba los ojos y me trasladaba a la casa de mi madre. Sentía como si perteneciese a aquel lugar”

Mi bisabuelo paterno fue uno de los fundadores del “Centro Español de Repatriación de Santos”, el cual fungía como una especie de embajada y centro de recibimiento de los gallegos que venían en la migración…”

Todos los hijos y nietos de migrantes se comportan consciente o inconscientemente como migrantes, pero en muchas ocasiones van perdiendo la esperanza, el idioma, el nexo familiar, las distancias, las nuevas vivencias, los nuevos idiomas y en ocasiones, las presiones, la discriminación y las burlas hacen mella en ellos, aunque la mayoría de los gallegos han tenido mucha fuerza y se han desarrollado poniendo en alto su origen.

En el caso de Marcia el orgullo étnico del” Ser gallega” le ha empujado a buscar a su familia, aprender el idioma y establecer vínculos profundos con su origen ancestral.

Era 1999 cuando se decide a buscar a la familia de su madre y de su padre, en las aldeas… busqué por la red y establecí contacto con Carlos Gómez en Xinzo de Limia, él me dijo que me ayudaría a buscar… lo hizo en Xinzo y en Ganade y logró fotografiar la casa de mi abuela.

Mi madre cuando descubrió que tenía gente querida quiso ver la casa donde vivían y allí conocieron a Pilar. Cuando fui por primera vez a Ganade con mi marido, al llegar yo supe exactamente cuál era la casa de mi abuela. No puedo decir lo que sentí. Llegué a aquella casa, me abracé a aquellas piedras y lloré…Todavía conservo una piedrita de aquellas. Mi abuela se llamaba María Gándara …mis padres nacieron en Brasil, pero su sangre siempre llamó a Galicia”

Su padre Enrique Diéguez, nació en Santos, a la entrada de la ciudad, en el reducto Marqués de Herbal, lo que hoy se conoce como el barrio de Valongo en el casco viejo de Santos. Su abuelo tenía un comercio, “Bar e Restaurant Corisco”. Su padre (Henrique Diéguez) nació un día de 24 de agosto, día de San Bartolomeo, santo patrón del pueblo de su abuelo.

Marcia ha sido directora de la biblioteca del “Centro Español de Santos” por invitación de uno de sus presidentes, Joaquín Barrio Vázquez. Su relato revela un alma que busca desesperadamente como si de una misión se tratara la historia de los migrantes gallegos en Brasil y su propia historia:

“Entré en aquella biblioteca que era puro polvo y comencé a leer las memorias y los registros, allí está registrado mi bisabuelo como tesorero…”

Cada vez que habla de estos trabajos extenuantes nos menciona a su esposo como su ayudante, su confidente y su apoyo.

Desde esas páginas humedecidas por el tiempo descubrió el trabajo intenso, el dolor y el temor de tanta gente que marchó atravesando el mar y dejó a su familia y “a sua terriña”, pero también sus éxitos y sus grandes logros con los negocios, y empresas que fundaron y las nuevas familias y niños que trajeron al mundo en Brasil.

“Yo quería aprender a tocar la pandereta, entré a estudiar en varios obradoiros. Cuando el avión se detuvo yo lloraba todo el tiempo y las lagrimas me bajaban por el rostro. Era el mes de abril, mi familia no estaba en el pueblo. Me quedé en Verín y al otro día fui a la aldea. Era como si yo llevase a mi abuelo de regreso. El fue asesinado por un portugués porque le había alquilado parte de su casa y le pidió que se la dejara. Le dio seis tiros en medio de una plaza. En ese mismo momento mi padre que era un niño lo esperaba para ir al cine. Yo regresaba a la casa de mi abuelo con él en mi alma. Quería conocer todo lo relacionado con su historia, la casa, la iglesia donde fue bautizado. Al entrar sentí que la conocía de toda la vida. Me senté delante de la Virgen y de San José, me arrodillé y lloré, no podía dejar de llorar. Pasé la mano por aquella piedra y salí. Me parecía que por fin cumplía una misión.

He viajado cinco veces y todas las veces siento lo mismo. Galicia es como mi casa. Sólo quien lo ha vivido puede entenderlo. Aprendí a tocar la pandereta, a cantar y aprendí a hablar gallego”

En la actualidad Marcia es directora de cultura del “Centro Español de Santos” y tienen grupos de canto y baile tradicional, asisten personas desde 4 hasta 80 años y más. Esta actividad las mantiene unidas y a veces viajan a actuar. En la época de la pandemia es una actividad que las mantiene unidas.

“La migración es muy triste, es una cicatriz que pasa a través de tu ADN. Vamos a seguir llevando la cultura gallega a los niños y mayores. Enseñamos el respeto por nuestra cultura, por el trabajo de nuestros abuelos. Si hoy estamos aquí es por ellos. Mi madre cuando me veía con el traje de gallega se emocionaba. Ella cantaba todos los días y yo hago cantadeiras”

Deberíamos pasar más horas hablando con Marcia para que nos cuente esas historias que lleva dentro, lo que nos queda muy definido es que donde esté lleva a Galicia consigo, ella misma es esa tierra, esas piedras, esas falas y esos cantos que siempre nos recuerdan la rebelión de muchos gallegos en las haciendas y su huida en pro de la liberación. Ella nos muestra la resistencia gallega y su empuje.

“Yo hago un homenaje a mis antepasados por la fuerza de ellos. A veces pienso que voy a desistir y rápidamente una fuerza me dice: los míos no desistieron, quien crea en otras vidas puede decir que yo viví allí en Galicia. Los bisabuelos tuvieron 11 hijos y poblaron Santos. Yo guardo. Soy la guardiana de las cosas…y de la cultura.

Mi semilla gallega ha crecido tanto que cierro los ojos y veo un árbol inmenso con sus ramas yendo en todas direcciones en busca de sus semejantes, y las profundas raíces con tantos nudos y ramas truncadas que no veo adónde me llevarán, pero con su tronco fuerte y sano, con una savia especial, plantado en suelo gallego, y allí encuentro mi corazón”.

R.M.T.B.